viernes, 25 de abril de 2014

Verborrea, verbigracia



Las palabras son guetos para los pensamientos. Los pensamientos son guetos para los sentimientos. Los sentimientos son guetos para la percepción. La percepción es a veces la vida.  La razón es más de lo que abarcamos incluso con nuestro pensamiento, más de lo que incluso podemos interferir con las palabras, más de lo que sentimos como tal,  aún más de lo que percibimos, claro. Los guetos son guetos para algunas palabras, desde luego para algunos pensamientos, son guetos también para algunos sentimientos, guetos al fin para gran parte de la vida. A veces la vida es un gueto para un número incalculable de  sentimientos, así lo es también para la cualidad de ignoto de tantos  pensamientos, para todos aquellos sentimientos que creemos poder nombrar, encajar, describir, categorizar, encerrar, aislar, condenar, sí, condenar. No hay descanso para los que vemos donde nadie ve, los que oímos lo que nadie oye y sin embargo ha sido dicho y está ahí, a disposición de todos aquellos que han levantado las barreras y no conocen los límites, las fronteras, las aduanas mentales que nos inculcan e insultan a la inteligencia. Inteligencia,  intelligentĭa, intellego, intus legere, mirar al interior, al yo, leer tu interior, el interior. Los límites: limitados, imitados, determinados, ínfimos. Las palabras, las putas palabras.

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