viernes, 11 de mayo de 2012

¿Dónde estamos?


Así sin más. Desde estos días horadados. En las ciudades sempiternamente inmóviles. En las voces dentro de demasiadas cabezas. En las horas tristemente corruptas. En las manos llenas de lo ajeno del vecino.  En los corazones no resueltos. En los ánimos enarenados. En las huellas de los pies que se arrastran. En los cercos abandonados de los cadáveres. En la vida que se exhala. En el anhídrido carbónico de todo beso. En las caricias con llagas. En las heridas abiertas  con un bisturí oxidado. En los huesos que el hambre amosca. En los cultivos echados a perder. En todos aquellos negocios de persianas bajadas. En el mundo de las sombras y no de los sueños. En la mentira piadosa que tanto destruye. En el engaño que se alimenta día a día. En la desigualdad que se construye. En los secretos a voces. En la palabra mancillada. En la desesperación de los impagos. En la infidelidad de tantos casados. En la deslealtad de tantos cargos públicos. En el estancamiento como sociedad. En el no futuro por el que tanto se ha trabajado. En la amistad que se traiciona. En el amor que se fuerza. En toda desnudez que se violenta. En la falta de consentimiento. En la palabra asco. En los dioses que tan poco saben de lo humano. En las guerras  que inventamos. En el odio que se cultiva. En la escisión social que siempre ha habido. En el oportunismo de los arrimados. En la falta de moral, de ética. En la ausencia de filósofos. En el exceso de banqueros ávidos. En el egoísmo de los que se imponen. En la envidia que se admira. En la infancia robada. En el engaño sistemático. En la manipulación mediática. En todo aquello que oímos y fingimos no oír. En lo que vemos  y aceptamos aún si no nos gusta. En las mentiras que difundimos. En las mentiras que nos creemos. En el conformismo que siempre dormita. En la lasitud de nuestro desánimo. En la falta de confianza. En la indisponibilidad para el sacrificio común. En la falta de diálogo y de sinceridad. En todas aquellas oportunidades que se han enterrado. En todas aquéllas sonrisas que se ocultan. En tanto como toleramos. ¿Necesitas que pregunte hacia dónde vamos?