martes, 29 de septiembre de 2009

Relato de verano


La piscina entonces era sólo placer cuando me socorría el sueño y apenas si llegaba a aprobar con mi silencio la quietud sedante del agua, tan exquisita, tan distante; en suspenso. Todo en ese momento no era más que una caricia húmeda, o la cálida palma de los rayos que me mecían acaso, que me besaban la nuca o el cuello o los pómulos, que hacían traslúcidos mis párpados y torcían mi boca en un gesto de profunda satisfacción y gozo. Es increíble que pueda haber momentos en los que el diálogo interno se reduzca a un silencioso hormigueo y a una mínima punzada de frío, allí donde la piel se seca en la superficie aún humedecida; no puede ser cierto que en ese instante ese sea nuestro único vínculo con la realidad, lucerna, quizás, en el gran útero evocadoramente deleitado.
                        .- " Doctor, no le encuentro apenas pulso, se nos está yendo..."
            Como un susurro, aún más, como un grito a kilómetros de distancia, apenas emergente, la visión se iba iluminando con los primeros acordes dados, acaso por los dioses, de tan sobrehumanos, tan grandiosa la vorágine.
            Réquiem. Haces de luz salpican el cielo desde la tierra azul, la reinventan, el regocijo de la creación es como el impulso de la risa, entremezclado el llanto y la certeza de lo único, la exquisita volubilidad del todo o de la nada.
            Dies Irae. Siento las descargas eléctricamente emotivas y el calor agrio de la lava elevándome por encima de las construcciones, de las estructuras moleculares, de los tejidos geométricamente carnosos, acaso aún desconocidos y tornasolados.
            Rex tremendae. Vuelvo entre sacudidas al agua, ya no es un útero sino un remolino que me atrae y que me lleva, siento el ruido en mis costillas y giro, mi ombligo es mi único punto fijo, escucho vencido la música que me llama, me tiende su escalera de agua, el primer peldaño precede al último.¡ Oh, tan cansado!.
                        .-" Déle más potencia, doctor, ¡ Oh, Dios mío, se nos va!, no, doctor, no".
                        .- " ¡ Tranquilícese, por Dios. Listo; un, dos, tres ¡Descarga!, un, dos..."
            Apenas aliento o, por encima de todo, aliento. Siento en mis pómulos lo débil que es el primer contacto con la vida, o con la muerte. Me encaro con dificultad hacia la nueva realidad luminiscente, no ando, me dejo llevar pues nada siento, todo es un universo de luz extrañamente blanca, o la nada lo es, extraordinariamente. No sé que hago en ese momento, no hay tiempo y, si lo hay, no puedo verlo, pues todo es tan blanco.
                        .-" ¡ Tenemos pulso, gracias Dios mío, oh, doctor , lo ha salvado..."
                        .-" ¡Mire, está abriendo los ojos, apártese, déjele reaccionar..."
Creo haber abierto los ojos, no noto la diferencia, aquella luz, parpadeo, reconozco las sombras que se mueven a mis pies, la luz me abandona con su tibieza mientras asciende, es un gran foco, ahora puedo verlo, me hablan y no entiendo nada, me decido y lo intento, hablo:
                        .-" ¿Qué ha pasado?.- El sonido de mi voz me sorprende pues ya no lo recordaba -, "¿Dónde he estado?...
                        .-"Tranquilo, no se preocupe por nada... ya ha pasado todo... intente descansar... acaba de salir de un coma..."

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